loader image
Triangulo Dramatico de Karpman
Triangulo Dramatico de Karpman

El triángulo dramático de Karpman

Entender las raíces de las dinámicas tóxicas

¿Cuántas veces te has encontrado atrapada en una conversación donde, sin saber cómo, pasas de víctima a salvadora… o incluso a perseguidora? ¿Te has visto enredada en relaciones donde el conflicto se repite una y otra vez, sin salida posible?

Stephen Karpman, psiquiatra y discípulo del análisis transaccional, propuso un modelo tan sencillo como potente: el triángulo dramático . Esta estructura relacional nos permite entender cómo muchas interacciones, especialmente las más tóxicas o desgastantes, se sostienen en una danza inconsciente entre tres roles: Víctima, Salvador y Perseguidor .

Los tres roles del Triángulo de Karpman

  1. La Víctima
    Se siente impotente, injustamente tratada, incomprendida. No necesariamente lo es en términos objetivos, pero se posiciona así, desde la pasividad o la queja. Busca ayuda, consuelo, pero también puede rechazar soluciones reales.
    Frases típicas : “¿Por qué me pasa esto a mí?”, “Nadie me entiende”, “Todo me sale mal”.

  2. El Salvador
    Aparece como el que cuida, ayuda, soluciona. Pero lo hace desde la sobreimplicación, negando a la otra persona su capacidad de agencia. Busca sentirse necesario, útil, imprescindible.
    Frases típicas : “Déjame, yo lo hago por ti”, “Tú no puedes solo/a”, “Yo te voy a salvar”.

  3. El Perseguidor
    Critica, juzga, culpa o impone. Puede hacerlo de forma abierta o pasiva-agresiva. Necesita tener razón, controlar o demostrar superioridad.
    Frases típicas : “Es tu culpa”, “Siempre haces lo mismo”, “Tú nunca aprendes”.

Lo más interesante (y desgastante) es que los roles rotan constantemente . Quien comienza como salvador puede acabar sintiéndose víctima. La víctima puede volverse perseguidora. Y así, el triángulo se convierte en una trampa relacional.

¿Por qué nos enganchamos al Triángulo? La raíz profunda

Este triángulo no se sostiene solo por lo que hacemos , sino por lo que buscamos inconscientemente : reconocimiento, pertenencia, control, afecto, sentido. Muchas veces son dinámicas aprendidas en la infancia, en contextos familiares donde el afecto estaba condicionado a ocupar uno de estos roles.

Además, encajar en un rol puede ofrecernos una identidad clara y una narrativa interna sencilla: “soy buena porque ayudo”, “soy fuerte porque denuncio lo que está mal”, “soy débil, por eso necesito que me quieran”.

La raíz, por tanto, no es solo conductual, sino relacional y emocional . Y romper el triángulo requiere conciencia, responsabilidad y una transformación interna.

Del drama al diálogo: cómo salir del Triángulo de Karpman

Salir del triángulo no es fácil, pero es posible. Aquí algunas claves:

  • Pasar de Víctima a Vulnerable : Reconocer el malestar sin caer en la indefensión. Pedir ayuda sin renunciar a la propia capacidad de acción.

  • Pasar de Salvador a Acompañante : Escuchar, apoyar, pero sin invadir ni rescatar. Dejar que el otro/a sea protagonista de su propio camino.

  • Pasar de Perseguidor a Líder asertivo : Poner límites sin agresión. Nombrar lo que duele, sin castigar ni controlar.

En terapia, estos movimientos pueden trabajarse desde el análisis transaccional, la terapia sistémica o enfoques integradores. En la vida cotidiana, implica detenernos, respirar, observar nuestras reacciones automáticas y elegir responder de otro modo.

Relaciones conscientes, vínculos sanos

El triángulo de Karpman no es un diagnóstico, sino un espejo. Nos muestra las dinámicas que repetimos, muchas veces sin darnos cuenta. Pero también nos ofrece la oportunidad de cambiar la narrativa, de construir relaciones más sanas, honestas y responsables.

Porque cuando salimos del drama, entramos en el diálogo . Y ahí es donde el vínculo se vuelve realmente transformador.

Si deseas liberarte de estas dinámicas tóxicas y estos patrones, en Lecam Psicología podemos acompañarte en este proceso. ¡Regala esta oportunidad! Te espero los brazos abiertos.

Un abrazo,